La calle de "El Codito"
Todas las vialidades del primer cuadro de la ciudad de León son prácticamente rectas… excepto una cuadra de la calle República, mejor conocida como de “El Codito”, famosa actualmente por sus deliciosas enchiladas con pollo. ¿Por qué es curva esta calle?
Cuando se fundó la Villa de León en el siglo XVI, un arroyo nacía donde se unen las corrientes de los hoy llamados Río de los Gómez y Arroyo del Muerto. “De este desbordamiento se derivaban dos vertientes –Escribe don Gilberto Guerra Mulgado en su obra “León, su fundación y sus túneles”-. La primera transitaba muy probablemente por lo que hoy conocemos como Mercado República y tenía dos bifurcaciones: se desviaba por la calle Libertad, en donde hizo un meandro en el callejón del Codo, para llegar hasta la calle de la Compañía, después Progreso, y hoy Pedro Moreno. La segunda corriente, si se analiza el sentido del trazado de la calles originales a la fundación, se verá que la disparidad en los trazos se debía a las inclinaciones del arroyo; y en este sentido, podemos hablar de otra corriente que se unía al arroyo que transitaba por la calle de la Canal o del Ratón –Melchor Ocampo- en la esquina de Morales, calle de la Paz, y cruzaba por el Barrio Abajo o de San Juan de Dios. Esta corriente realizaba un meandro por la Placita de las Vigas, y tenía como destino la calle Honda, pero ya en el barrio de San Miguel”.
Con el paso del tiempo la zona se fue poblando y los vecinos de la hoy calle del Codito construyeron sus casas siguiendo los márgenes del arroyo (que se llamaba del Ratón). Para finales del siglo XVII el arroyo se secó y su cauce fue rellenado para servir como vía de paso… la curva allí quedó hasta nuestros días.
La calle de "El Codito", cuyo nombre original es "República".
Dos cuadras al sur, la Calle República cortaba diagonalmente el cruce de las calles Libertad y Morelos, formando un punto que era reconocido por todos como “las siete esquinas”, famoso porque allí aparcarían durante muchos años los autos de las personas que asistían al Cine Isabel, que se encontraba a sólo una cuadra.
“Las siete esquinas” desaparecieron en 1964, cuando la Calle Morelos fue ensanchada y se convirtió en el Boulevard Adolfo López Mateos.
Unas cuadras más al sur se encuentra el Templo de la Paz, precisamente en la esquina de Motolinía y Madero.
En 1625 se construyó la “Capilla del Señor de la Paz” con el dinero donado por don Marcelino Bravo, quien al morir la dejó a cargo de don Ignacio Villanueva, y este a su vez la dejó a don Miguel Paz Yépez.
Esta capilla fue luego propiedad de doña María del Río, por el año de 1738 y se nombró de aquella manera pues en ese sitio se concertó la paz entre los jefes de los pueblos indígenas de San Miguel y el Coecillo, que desde muchos años atrás eran rivales.
El tiempo la destruyó, pero fue reedificada por los señores Gordiano Candelas, Francisco Saldívar y Sebastián del Carpio. De tan frágil construcción, para 1875 amenazaba nuevamente arruinarse y entonces se le hizo una reconstrucción casi total, la que hoy conocemos.
“El reloj de doble cara que le colocaron en la torrecilla de la esquina data de la primera mitad del siglo pasado y lo construyó José López, un relojero guanajuatense autodidacta que también fabricó los de la parroquia de San Miguel y de la Presidencia Municipal”
Creditos: valledesenora.mx
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