El tesoro de la vecindad!!!
Por: Luis Mariano Montelongo
Hace mucho tiempo cuando tenía escasos 13 o 14 años conocí a mi tío Eduardo, un señor como de 65 años dedicado a sacar tesoros de manera un tanto esotérica.
Uno de esos tesoros lo rescató de una vecindad ubicada en el rumbo de san Juan de dios ,en esa vecindad me contó que había un cuarto que nunca se rentaba pues no había cristiano que soportara los horrores que ahí se suscitaban durante la noche se decía que se oían lamentos, gritos, discusiones,y se rumoraba que en un tiempo anterior había habitado la finca muy antigua por cierto, un ladrón que había perpetrado varios atracos muy cuantiosos de joyas y monedas de oro y que parte de sus botines estaban ocultos en dicha habitación .
La dueña motivada por aquellas historias se dispuso a contratar busca tesoros, videntes, brujos, etc todos desfilaron por ese cuarto sin tener éxito alguno. Fue entonces que le llegó el rumor que había un señor que hablaba con los muertos y sacaba tesoros (mi tío) lo contacto, llegó al sitio lo inspeccionó y lo único que encontró fue una habitación húmeda, vieja, toda llena de hoyos en el piso y las paredes ...necesito pasar una noche aquí.... Le dijo a la dueña quien aceptó, y así fue se quedó a pasar la noche ahí, ya entrada la noche tubo un encuentro con el espectro del ladrón quien muy enojado le dijo: que tanto buscan bola de cabrones...mi tío no respondió sabía que iba ser inutil tratar de persuadirlo para que le revelara el sitio correcto, pasando los minutos se percató que no era un sólo espíritu sino dos había otro un cómplice, cómplice de atracos y fechorías pero este no hablaba sólo permanecía sentado en el rincón más obscuro de la habitación , cuando mi tío lo vio quiso entablar comunicación con este ente pero cada ves que intentaba hacerlo el ladrón se interponía y nuevamente le decía que tanto buscan bola de cabrones larguense , así paso casi toda la noche pero cuando el alba casi llegaba se levantó el cómplice y señaló hacia arriba, fue entonces que don Eduardo dijo ahora se por que no lo encontraban.
Amaneció y ya por la mañana llamó a la dueña a la habitación, le dijo... espereme tantito..., salió, subió a la azotea tomó una barra de acero la clavo varias veces en el techo, mientras, abajo la dueña, recibía una lluvia de alhajas y centenarios.
Fin
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