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La Muerte de mi Abuela (Relato)



Que tal hermoso grupo
En esta ocasión quiero compartir con ustedes una breve anécdota que sucedió hace muy poco tiempo.
Bueno pues la historia comienza con la muerte de mi abuela, hace un apenas un par de meses falleció mi abuela una mujer extraordinaria y no lo digo porque ya falleció pero creo que esta mujer marco la vida de familiares y amigos, pues era una mujer entrañable que se daba a querer y que demostraba el amor sin condición.
Cuando ella falleció yo me di cuenta a altas horas de la noche así que no pude acompañarla en su velorio ya que tengo un hijo pequeño y además porque aún no podía asimilar que esto estuviera pasando a pesar de que era algo que ya se veía venir pues su salud tanto física como mental estaban ya muy deterioradas.
Acompañe a mi familia al sepelio pero sinceramente yo no tuve el valor para verla en su féretro para mí fue una impresión bastante fuerte, mientras esperamos a que llegara el carro fúnebre estuvimos platicando y uno de mis primos decía que a él esa casa siempre le había dado miedo que sentía una sensación muy extraña, partimos rumbo al panteón y una vez que termino el sepelio mi mama nos pidió que regresáramos a recoger las sillas y todas las cosas que se quedaron regadas por lo de el velorio, pocos regresamos pues la mayoría decían que no tenían la fuerza o ánimo para regresar, limpiamos un poco y mi madre comenzó a sentir cierta incomodidad así que decidió que era tiempo de retirarnos pero nos pidió que regresáramos al día siguiente para realizar un novenario en su honor, nos retiramos quedando en vernos al día siguiente.
Al otro día fui la primera en llegar a casa de mi abuela, pero yo no tenía llaves de la casa para entrar así que solo pude entrar a su jardín en donde se encuentra una hamaca en la que pasábamos horas contemplando el cielo, me dio mucha nostalgia y me senté a mecerme en ella como hacía ya mucho tiempo, pero lo curioso es que esa casa que tantos recuerdos tenia y que siempre me resulto acogedora por primera vez me dio un miedo que no puedo describir, sentía frio y se me erizaba la piel, además que todo el tiempo me sentí observada, sentía que alguien me veía des del interior de la casa, el tiempo me parecía eterno y no llegaba nadie, la verdad yo comenzaba a desesperarme tenía ganas de salir corriendo, pasado un rato llego mi mama acompañada por mi abuelo y una de mis hermanas.
Me observo con detenimiento y me pregunto – ¿qué es lo que te pasa te sientes mal ¿ a lo que respondí que no y ella no dejaba de verme decía que me notaba intranquila, le ayude a limpiar un poco para cuando llegaran las personas que faltaban y para guardar las cosas de mi abuela, de pronto mi madre me tomo de la mano y me dijo -tienes miedo verdad, agache la cabeza y mostré una pequeña sonrisa torcida y le dije – solo siento que esta alguien más aquí pero no es ella.
Ella sujeto mi mano y me dijo yo también tengo miedo es por eso que no vine sola, nos sentamos en un sofá y comenzó a platicarme que ella vio morir a mi abuela pero que paso algo muy curioso.
Me comento que cuando ella llego a cuidarla la puerta de la entrada estaba cerrada como si alguien se encontrara con ella y que se escuchaban ruidos en el interior, dice que escuchaba que movían bolsas y botellas además de escuchar que caminaban en el interior de la casa, mi madre espero un poco pues creyó que mi tía se encontraba en el interior con mi abuela y no quería interrumpir así que decidió esperar, pero de pronto escucho una inhalación muy fuerte al parecer de mi abuela entro deprisa ya que ella tenía llave de las puertas y cuál fue su sorpresa que en el interior no había nadie más que mi abuela que se encontraba en un sillón dentro de su recamara.
Mi abuela estaba sentada tomando bocanadas de aire mientras extendía los brazos como si tratara de alcanzar algo, y justo en ese momento dio su último aliento.
Mi madre le preguntaba con desesperación que, que necesitaba que era lo que quería tomar pero mi abuela ya no respondió, solamente abrió la mano tomando a mi madre de la mano y apretó con fuerza mientras serraba los ojos y soltaba el cuerpo.
Ese fue su último aliento.
Hasta hoy mi madre no sabe de donde provenían los ruidos pues cabe mencionar que mi abuela ya no podía caminar, no tenía la capacidad de mantenerse en pie. Pero la verdad todos coincidimos en lo mismo ahora que no está mi abuela la casa se volvió un lugar triste y que a pocos les gusta visitar pues la mayoría cuando entramos en automático se eriza la piel y el miedo te envuelve después de tener tan bellos recuerdos de estar bailando al ritmo de la música que tocaba su sinfonola con los enormes acetatos.
Espero haya sido de su agrado, saludos querido grupo.
Este es un relato de hace un año de una muy querida amiga

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