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La cuadra donde se aparece el diablo.

Por Gerardo Lara. ... 
La leyenda dice que en el histórico Barrio Arriba, hay una cuadra donde se aparece el diablo, pues desde 1950 ha habido por lo menos tres manifestaciones claras de ello y una te la relato a continuación.    A mediados de esa década, vivía sobre la séptima cuadra de la calle 20 de Enero un famoso curtidor de apellido Ramírez. El departamentito que ocupaba con su familia tenía un balconcito a la calle, y una noche oscura, ya como a las 12, la esposa de Ramírez le comenta visiblemente preocupada a su pequeña hijita: Aaah que tu papá, ya se está tardando demasiado mi'jita, ya se que es viernes, día que a veces se toma la copa con los amigos pero nunca se va sin avisarme, además la calle está muy lúgubre, mira, ya ni los coches pasan y la farola de la esquina está apagada.   La hija de Ramírez de nombre Marielena era una niña que no necesitaba todos los dedos de sus manos para señalar su edad, y esa noche se mantenía jugando con su muñeca preferida en el piso, junto al balcón, desde donde su mamá en una de las asomadas que se dio le dice: Bendito sea Dios, allá viene ya el coche de tu padre.   Marielena salió gustosa al balcón a ver la llegada de su padre. Como a media cuadra, caminaba en el mismo sentido de circulación del auto, una extraña mujer, alta, delgada, de figura prominente que vestía ropa entallada de color negro. Su andar era coqueto pues contoneaba exageradamente la cadera y sonaba tan fuerte sus zapatos de tacón, que se escuchaban en toda la cuadra. Cuando Ramírez llegó a la atura donde la rara mujer caminaba, disminuyó la velocidad del coche como para verla bien.   Desde el balcón, Marielena y su mamá que seguían observando, se miraron entre sí sin mediar palabra, y de pronto, la taconeadora se tiró a las ruedas del coche como queriendo suicidarse... el coche la atropelló revolcándola un par de metros, el conductor frenó y bajó de inmediato del auto para auxiliar a la infeliz mujer,   La mamá de Marielena desde el balcón se jaló los cabellos desesperada y gritó "Jesucristo... ampáranos" y siguió rezando a gritos mientras se estrujaba las manos.   De pronto, de abajo del coche, se incorporó el bulto de la mujer convirtiéndose en un tremendo perro negro.   Con los rezos de la señora, el animalazo volteó al balcón y mirando con sus horribles y brillantes ojos rojos a la pequeña, le mostró los afilados colmillos al tiempo que lanzaba un desgarrador gruñido... La mamá de Marielena la cargó como para protegerla y le lanzó mil bendiciones al infernal perro haciendo la señal de la cruz con su mano.  Con esto, el espantoso perro desapareció dejando confusión en los tres integrantes de la familia.   Cuando Ramírez subió al departamento a atender a su esposa e hija, todos dijeron haber visto que el animal se fue por diferente lugar, pero en lo que si coincidieron fue que seguramente era el diablo. Publicada en Leyendas de León.

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