Los Infernales De La Joya
LOS INFERNALES DE LA JOYA.
El 24 de noviembre de 2002, de camino a su escuela entre las colonias La Joya y Convive, un niño se topó con el cadáver decapitado de una jovencita.
Era el cuerpo de Sanjuana Neri Gil, vecina de Los Castillos, quien había perecido en forma brutal. El cuerpo horrendamente mancillado por las heridas, era una palabra viva que daba razón de cuan atroces tormentos recibió antes de morir. Al lado del cadáver se hallaron varios fetiches, atribuidos a rituales de santería, y de magia negra. Todos los vecinos y la sociedad, le atribuyeron el macabro asesinato a una secta satánica, de la cual hacia muchos años se venia hablando. En el lugar también había indicios de misas negras, por lo que se cree, que aquella noche, la inocente mujer, cayó en manos de aquellos asquerosos fanáticos y le dieron muerte en aquel miserable culto.
El o los asesinos la apuñalaron diez veces por la espalda; la joven tal vez intentó defenderse, según las cortadas halladas en las muñecas y brazos.
Posteriormente fue decapitada, le desollaron el rostro dejándolo al rojo vivo, y abriendo su boca le arrancaron la lengua. Arrojando la cabeza metros adelante. La extremidad desprendida del cuerpo daba una aspecto macabro en el horrendo estado que se encontró.
Mucha expectación causó el lamentable asesinato, en todos los círculos sociales no se hablaba de otra cosa.
Por alguna extraña casualidad o coincidencia, en aquellos lejanos ayeres, se tuvo una racha de muertes de mujeres, las cuales fueron asesinadas en forma mas que bestial y todos con las mismas características. Las victimas eran degolladas, desolladas, o de plano abiertas en canal, para dejarles en medio de un charco de sangre, al lado de gallos y gallinas muertas, lo mismo que veladoras negras.
De cualquier forma, si desde tiempo atrás siempre se supo de la existencia de estos grupos, en este crimen, sobrepasaron todos los limites. Según testimonios que posteriormente salieron a la luz, las pruebas eran mas que contundentes en contra de aquellos, que se emborrachan, drogan, y dicen ver al diablo. No siendo mas que mal vivientes y holgazanes, a los que ellos mismos se dan el nombre de satánicos.
La tristeza invadió a su familia, vecinos y compañeros de la "Casa del Pueblo", siendo estos últimos los que en vida le vieron, aquella noche siniestra, en que sin saberlo fue al encuentro de su muerte, después de ser martirizada en forma cobarde, por una partida de vulgares asesinos, que si bien en esta vida no fueron nunca detenidos hasta la fecha, algún día pagaran sus crímenes en el infierno.
DESCANSE EN PAZ.
FIN
Por Jesús Aguas
Redacción Betty Chávez de Ortiz
GRACIAS JESUS
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