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El Tesoro (Relato)



Por: Joany Alejandra Escalante Lopez

Cuentan que en un lugar del barrio de Guadalupe, donde existe una casa vieja cerca del rio, un joven llamado Ángel, cada vez que pasaba por allí; oía una voz que lo llamaba por su nombre pero él no hacía caso hasta que se los contó a sus padres y ellos le aconsejaron que le contestara y así lo hizo.
La noche siguiente, al oír pronunciar su nombre se detuvo y preguntó:
- " Quién es usted?
-"Yo soy Pascual Bailón", contestó la voz.
-" ¿Y qué quiere? “-preguntó Ángel.
-"Quiero que saques este dinero porque es para ti"
-contestó la voz.
- " Pues entrégalo" -contestó Ángel.
"No puedo porque estoy muy incómodo y necesito que tú lo saques".
Ángel trató de sacarlo pero como no pudo hacerlo, al otro día regresó con sus padres para escarbar pero sólo Ángel pudo escuchar la voz que le dijo que no lo hicieran porque el único que lo debería hacer era él.
Al oír esto Ángel decidió dejar en paz y para siempre este tesoro pero la voz insistió en que sacara el dinero porque era puro oro y estaba destinado para él.
Entonces Ángel pensó en decirle al dueño de la casa que rompiera las raíces del árbol en el día para que él pudiera sacar el dinero en la noche. Esto se lo comunicó también a la voz quien le contestó así:
-"Puedes hacer esto que piensas y si ellos sospechan y sacan el dinero, éste desaparecerá y se volverá arena y entonces yo te aviso para que lo vayas a recoger donde ellos lo vayan a tirar".
El dueño de la casa trozó las raíces, quedando de acuerdo en que le dieran una parte del dinero.
Por la noche regresó Ángel y sintió que le saludó una mano fría y oyó que le dijo:
"-No te espantes, ya te vas a llevar el dinero pero antes, necesito que me acompañes al panteón".
Ángel aceptó y se encaminó al panteón solo, pues él no veía a nadie sólo escuchaba la voz. Ya en el camino, la voz le dijo:
-" ¿Qué tal pesas?", y Ángel sintió que lo tomó de la mandíbula y de un costado y trató de levantarlo pero como Ángel llevaba dos crucifijos la voz le dijo:
-"Para qué cargas tanto, con uno basta".
Los padres del joven, que lo vigilaban desde lejos, ya no lo veían, sólo veían chispas de lumbre.
Al poco rato, la voz le volvió a hacer a Ángel la misma pregunta y trató de levantarlo pero no pudo.
Cuando llegaron al panteón la voz le dijo a Ángel que pasara pero él no quiso porque estaba cerrado. Entonces la Voz le dijo:
-"Vete y mañana vas al lugar en donde está el tesoro y me llevas unas flores rojas y un trapo blanco". "Si no me los llevas, entonces te irás conmigo".
Después de este diálogo se despidieron y Ángel se dirigió a su casa. Les contó todo a sus padres y ellos le llevaron a la iglesia para que se confesara y para que el sacerdote le diera su bendición.
Cuando Ángel iba entrando a la iglesia oía una voz muy baja que le decía: "No entres", "no entres". Al mismo tiempo sentía que lo detenían pero al fin logró entrar, se confesó y le dieron la bendición pues sus padres aseguraban que era el Diablo el que le hablaba.
En su casa le aconsejaron que llevara agua bendita y la echara en el lugar en donde estaba el tesoro y así podría ganarle al Diablo.
Así lo hizo, por la noche fue otra vez a la cita y después de saludarlo la Voz le dijo:
-"¿Trajiste lo que te pedí?"
-"No" -contestó Ángel y regó el agua bendita en cruz. Entonces oyó que la voz le dijo con expresión de miedo:
-"Ay, ay, ay, me has ganadol".
Ángel sintió que una corriente de aire helado se desprendió de ese lugar, se alejó y al pasar por la casa del joven, sus familiares oyeron algo así como un tropel de caballos.
Esa noche ya no hicieron ninguna excavación sino que fueron hasta la noche siguiente pero ya no encontraron nada, solamente unos huesos humanos y el joven ya no volvió a saber nada del tesoro.
Suponen que el Diablo se llevó el tesoro para otro lado por no haber cumplido sus instrucciones.


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