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Se lo llevó el diablo




Se dice que cuando el brujo mayor de San Francisco del Rincón "don Nati" murió, las agencias funerarias de esa ciudad se negaron a darle los servicios fúnebres, pues sabían de alguna manera que en vida podría haber tenido pacto con el diablo ya que sus hechizos eran muy temidos. 

La fama de ser tierra de brujos que tiene la ciudad de San Pancho se remonta a más de ciento cincuenta años, cuando en 1846 recién había tomado posesión el alcalde José Anastacio Guerrero dio a conocer por todas las poblaciones cercanas que habían apresado a dos brujas del barrio de la Cebolleta, de nombres: Antonia Lomeña y Jacinta Parra, mismas que serían juzgadas en la plaza pública y de ser encontradas culpables serían quemadas vivas con leña verde.

La expectación creció tanto a muchos kilómetros a la redonda que cada fin de semana el pueblo se veía invadido por fuereños que acudían a conocer la situación y querían aunque fuera de lejos conocer a la brujas y sobre todo estar presentes cuando las quemaran. 

Desde mediados del siglo XX con la aparición de las poquianchis, han aumentado las prácticas de hechicería, y sucesos sobrenaturales al grado que en la actualidad San Pancho no se puede quitar la imagen de lugar macabro y de práctica de magia negra. 

La fama de Natividad Reyna, mejor conocido como "el brujo Nati", fue en aumento cuando se conoció su poderío. Como en el caso del señor que vivía en el barrio del Coecillo en León, Gto., que siendo casado tenía una amante, y esta un día lo invitó a comer a su casa unas carnitas muy ricas. Cuando terminaron de comer, la amante le mandó un platillo a la esposa para que las probara diciéndole al querido -mira viejo llévale a tu esposa un taquito, para que veas que no soy celosa, pero le dices que se la trajiste de San Pancho par que no sospeche nuestra relación- así lo hizo y cuando la señora terminó de comer, empezó a perder la razón al grado que al poco tiempo la tenían que dejar encerrada y encadenada pues le dio por salirse desnuda a la calle. 

Muchos casos como éste le valieron al brujo Nati para ser considerado como "el brujo mayor", razón por la cuál sólo quisieron venderles la caja de muerto a sus familiares pero no darle el servicio para velarlo el día que se murió. 

Su madre desesperada porque su hijo ya tenía muchas horas de haber fallecido, vino a la ciudad de León a buscar una funeraria que se hiciera cargo, al pasar por la esquina que forman las calles de 20 de enero y Cuauhtémoc encontró un local donde hasta hacía pocos días había sido funeraria pero ya estaba abandonado pues supuestamente la dueña había muerto intestada, y lo acababan de desocupar y al ver la oportunidad los familiares del brujo Nati se metieron y acomodaron las cosas para el velorio. 

Ya entrada la noche (dicen) los deudos que se disponían a velar el cuerpo, encendieron cuatro veladoras y en un ambiente tenso se hincaron para rezar. Con rosario en mano se santiguaron orando así: por la señal de la Santa cruz…-y diciendo esto se escuchó un fuerte tronido- ¡BOON! Haciéndose un hoyo en el techo al tiempo que el féretro se abrió y el muerto se empezó a quemar. La poca gente que había, salió despavorida y el fuego corrió por la funeraria quemando las cosas del improvisado altar y la caja. La madre enloquecida gritó: ay hijo…por eso me decías que al morir no tocara tu cuerpo. Seguramente tenías vendida tu alma al diablo. 

Al día siguiente el panorama era macabro, la gente del puro miedo ni siquiera se acercaban. Sólo un borrachito que no tenia casa se metía por las noches a dormir hasta que al poco tiempo desapareció y jamás se supo de él. Algunos dicen que se pudo haber ido con el diablo. 

Los rumores de la aparición del diablo cobrando una víctima, hicieron que unos sacerdotes del Obispado viniera a bendecir el lugar en el año de 1994.





El contenido del post es de mi autoría, y/o, es un recopilación de distintas fuentes.



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