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La Mary Chessman


Caryl Chessman, "el bandido de la luz roja", fue un violador y asesino estadounidense que murió en la cámara de gas el 2 de mayo de 1960.

De él fue que la secretaria leonesa María de Jesús Mena de 21 años tomó el apellido para crear su apodo: "La Mary Chessman", que se convertiría en leyenda en aquella época.
Mary vivía una doble vida, pues por las mañanas era una dedicada y querida secretaria que trabajaba en el despacho del licenciado Javier Sánchez en el edificio Montes de Oca; pero que por las tardes y noches se juntaba con los motociclistas rebeldes sin causa del pueblo, los llamados "rebecos".

Solían reunirse en las fuentes de sodas de la época: "La Copa de Leche", que se encontraba en la esquina noroeste de la hoy Plaza de los Fundadores o en "Caleta", del Pasaje Catedral. Allí metían licor de contrabando, el cual utilizaban para "empujarse" unos "seconales", que era la droga de moda. Acto seguido se subían a las motos y se iban en "palomilla" a dar la vuelta por los alrededores de la ciudad.

La tarde del martes 26 de diciembre de 1961 la noticia corrió por toda la ciudad: Habían encontrado el cuerpo en descomposición de La Mary Chessman en una casa en construcción en la calle Nubes (casi esquina con Avenida Guanajuato), en el recién inaugurado fraccionamiento Jardines del Moral.

Mary vivía en la calle 20 de enero, frente al Hospital General Regional, y sus papás estaban buscándola desde el día 6 del mismo mes, pues había huido de casa; sin embargo investigaciones posteriores revelaron que estuvo pernoctando con diferentes amigos, aunque sin faltar al trabajo.

La tarde en que fue asesinada –se presume que el día catorce- dejó en el despacho una chamarra nueva y sus zapatos (cuando salía a andar en moto acostumbraba utilizar unas babuchas color verde). En el restaurante Margo’s, ubicado en el Portal Guerrero se encontró su bolsa y las llaves del despacho. Nadie pudo atestiguar si salió de allí sola o acompañada, por su voluntad o a la fuerza.

Descubierto el cadáver, de inmediato la policía apresó a sus compañeros de "palomilla" y el alcalde Ramón Ramírez mandó cerrar aquellos "antros de vicio" conocidos como fuentes de sodas. El agente del Ministerio Público que se hizo cargo del caso fue el licenciado Alonso Echánove (Padre del actor del mismo nombre y de la cantante María del Sol).

Entre los detenidos estaban José de la Luz Salas, José de Jesús Huerta, Francisco Salcedo, Adalberto Cobián y otros, aunque dos llamaron poderosamente la atención de la policía. La primera, Rita Arriaga de 15 años, una chavita que se decía la capitana de los "Rebecos", que hablaba como hampón y tenía desplantes hombrunos. El otro, Ricardo Álvarez, "el Chundo", quien junto con cinco amigos en el antro "El Trocadero", semanas antes habían atacado a la Chessman, logrando arrancarle los calzones, los cuales llevaba colgados Ricardo en su moto a todos lados.

Para el primero de enero de 1962 estaban todos libres; excepto el principal sospechoso, que resultó ser Beto Cobián, reconocido por un taxista que pasaba por el lugar del accidente y que días después se lo encontró en el restaurant "Tokio". Adalberto era un carnicero de 23 años que trabajaba en la calle Rivera y que a pesar de estar casado y tener dos hijos, andaba de novio con Mary.
El 11 de enero confesó que aquella tarde pidió prestada una moto y se llevó a "La Chessman" a dar una vuelta al desierto Jardines del Moral. Bajó el declive de la Avenida Guanajuato tan rápido, que al llegar a la Glorieta de las Américas en Paseo del Moral, perdió el control y ella salió disparada de la moto, rompiéndose el cuello en el impacto.
Se asustó tanto que en lugar de dar aviso a las autoridades escondió el cuerpo bajo las escaleras de aquella casa en construcción.

Beto Terminó siendo consignado por homicidio imprudencial y abandono. Muchos años después, al salir libre, se unió a la policía judicial y falleció baleado en un enfrentamiento.
Por muchos años corrió el rumor de que no fue él quien conducía la moto, sino su amigo Toto Valadez, un niño de familia rica, quienes le pagaron a Cobián para inculparse, aunque esto nunca fue probado. Toto también moriría años después en circunstancias desafortunadas.
Entre los efectos personales que la policía confiscó durante las investigaciones, se dio a conocer un verso que Mary le escribió a sus padres antes de morir:

"Si algún día muero no es por temor a nada. Si deudas tengo que se venda lo que poseo. ¡Qué más da! No quiero lloriqueos, ni lujosa caja… extravagante nomás. Ya que soy Rebelde, pero de pelo nomás".
A mis papas. May.


Créditos: valledesenora.mx

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