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Mi Querido Moncho


Quiero compartir con ustedes una anécdota que nos sucedió hace ya bastante tiempo, yo tenía un tío de nombre Ramon el era un hombre muy sano y bastante trabajador, el se dedicaba a la carpintería, y en mis tiempos libres `por ejemplo cuando salía de la escuela o los fines de semana con la esperanza de recibir un cinco para gastar pues la situación de mi familia no era la mejor así que nos limitábamos mucho.

Él siempre me recibía y me daba para que ayudara a mi mamá ya que mi papa ya tenia un par de años de fallecido, el me platicaba muchas anécdotas de su infancia y de cuando el y mi papá salían a pasear y me comentaba que lo extrañaba mucho y que no había día en que no pensara en el pues el era mas chico que mi papa con un año y muy chicos se quedaron huérfanos entonces ellos solitos tuvieron que salir adelante.

Termine la secundaria gracias a que mi tío no dejo de apoyarme y para cuando Sali yo ya sabia hacer varias cosas de carpintería y poquito que le ayudara y poquito que me acomedía en la escuela a hacer reparaciones para que me dieran otro cinco y poco a poco fui agarrando trabajitos y mi tío me prestaba sus herramientas.

El caso es que él siempre me decía que le echara muchas ganas para que tuviera un oficio y que no dejara de estudiar por que mi mama ya cada vez estaba mas grande y no iba a poder ver por nosotros siempre y yo le tenia que ayudar a sacar a mis dos hermanos adelante, un día ya medio pasado de copas me platico que él ya se sentía muy cansado pero que no se daría por vencido asta verme echo un hombre cabal, por que en el lecho de muerte le prometió a mi papa que vería por mi familia asta el ultimo momento.

Quizá por estar pendiente de nosotros nunca se casó él vivía solo en su taller decía que para que quería mas espacio si en ese lugar estaba su vida, yo le ponía mucho empeño para aprender lo que el me enseñaba y en la escuela por que el me pagaba los estudios y entre los dos le dábamos a mi mama para el gasto, después termine la prepa con bastante esfuerzo y a pesar de las burlas de mis compañeros por usar ropas medio viejas y que siempre me iba caminando además de que nunca salía con ellos pues a diferencia de muchos termine y entre a la universidad.

Ya cuando estaba por terminar mi carrera pues seguía trabajando en el taller y ya teníamos mejores herramientas además ya teníamos gente que anos ayudaba y mi hermano mas chico de repente ya se empezaba a acercar para aprender, mi hermana y mi mama pues se quedaban en la casa, un día mientras trabajábamos mi tío me comento que había soñado a mío papa que andaban juntos como cuando chavos, parecía muy contento mientras me platicaba era como si lo estuviera viviendo y no paraba de sonreír.

Terminé la carrera y mi tío ya se veía medio cansado pero muy fuerte aún entonces le dije que ya mejor no trabajara al fin que ya teníamos mas gente que nos ayudaba incluso teníamos un par de tapiceros y ya hacíamos muebles, pero él decía que no podía dejar de trabajar porque era su vida entonces le acomodamos un lugar grande para que el solo seleccionara las maderas e hiciera las notas ya para que no se presionara.

Un día mientras estábamos en el taller me dijo a caray me acorde tanto de tu papa que hasta me pareció que escuche que me hablo, yo le dije que quizá era por que ya estaba medio estresado porque teníamos mucho trabajo que se recostara a descansar ya que en la segunda planta del taller le habíamos acondicionado un departamento para que el siguiera viviendo ahí pero más cómodo pues se negaba a dejar el taller.

Decía que no se podía ir con nosotros porque sería una falta de respeto para mi papa por que vivía su mujer y sus hijos solos y como llegaría el a vivir el muy cómodo, pasaron varios días desde que el me comento lo que había escuchado y me comento que soñó a mi papa que lo veía como en una casa que le decía te estoy esperando y que le agradecía pero que cuando él quería hablar con el se despertaba.

Un día en el taller ya estábamos por cerrar y me dijo que tenia que hablar conmigo entonces le dije que sí que con gusto, así que cerramos y nos subimos a su departamento para platicar mientras tomábamos café, entonces me dijo que el estaba muy orgulloso de todo lo que habíamos logrado que yo le recordaba mucho a mi papa y que seguro el estaría muy orgulloso, que era tiempo de que yo me encargara al 100% de todo porque ya había terminado y que pronto se iría.

Pasaron algunos días desde esa conversación y él ya me había entregado las cuentas de todas las listas de los proveedores, de clientes trabajos pendientes y cuentas por cobrar, ya que yo solo me encargaba de organizar a la gente, mientras estábamos almorzando me dijo: “ah que caray clarito escuche a tu papa que me dijo ¡Ramon!”.

Cuando me platicaba algo de mi papa no sé qué pasaba que una enorme sonrisa se dibujaba en su rostro, durante casi tres días me comento lo mismo que no había un día en el que no escuchara a mi papa hablarle, entonces me dijo algo que me dejo helado me comento que él ya tenía todo listo para su sepelio que ya todo estaba pagado y que lo sepultaríamos en el terreno familiar junto con mi papa pero que por favor si le poníamos flores le lleváramos a los dos y pusiéramos música pues ellos estarían de fiesta por estar juntos nuevamente y por que nosotros éramos unos muchachos de bien y mi mama vivía tranquila.

La verdad al escucharlo no pude evitar derramar lagrimas las mismas que el seco de una manera muy cariñosa como un padre pues para mi fue mi segundo padre, pero aun mas tristeza me dio cuando me fui y no podía dejar de pensar en las palabras que minutos antes escuche, al día siguiente como ya era costumbre yo era el primero en llegar al taller para abrir y recibir a los colaboradores, pero ese día me fui un poco más temprano para llegar a comprar unos tamales oaxaqueños pues a el le gustaban mucho.

Llegué y al entrar como era costumbre grite con fuerza: “¡ya llegué mi Moncho!”, pero no me respondió pensé que quizá había salido a caminar, paso algo así como media hora y le marque a su celular para saber si tardaría mucho en regresar, pero fue mayor mi sorpresa que el teléfono timbro en su habitación subí rápido para ver si estaba pues pensé que igual estaba tan dormido que no me habría escuchado.

Golpee su puerta pero no obtuve respuesta entonces saque la copia de la llave para abrir desde ese momento mi corazón se acelero y sus palabras taladraban mi cabeza me dirigí a su habitación y al verlo postrado en su cama no pude evitar sentir que las piernas me temblaron y no quería ni acercarme, camine hacia el muy despacio y cuando ya lo tenia frente a mi vi que él estaba sonriendo así que pensé que quizá quería asustarme y que le estaba ganando la risa, me abalancé hacia el para hacerle cosquillas y por un momento recordé cuando era niño y así jugábamos el me hacia cosquillas y yo corría y después yo lo seguía a él, pero me quede paralizado al sentir su cuerpo ya frio simplemente ya no despertó, al instante las lagrimas inundaron mis ojos y llore como nunca pues se acababa de ir una de las personas más importantes de mi vida, fue tan grande mi dolor y tristeza que me recosté junto a el no pare de llorar, llegaron algunos de los colaboradores y al ver todo abierto y solo pues se alarmaron subieron apresurados para ver que las cosas estuvieran en orden y al verme llorando no necesitaron ni preguntar que sucedía.

Todos se pusieron muy tristes y la mayoría derramaron lagrimas ya que el dejo huella en cada uno de nosotros pues fue nuestro maestro en muchas cosas además de ser amigo y de escuchar a cada uno tenderles la mano en lo que podía simplemente fue una gran persona.

Cuando lo estábamos velando el lugar se llenó de gente y al entierro fue aun mas gente que no imaginábamos se lleno de flores pero así como el me lo pidió le llevamos mariachi para que cantaran las canciones que el y mi papa escuchaban, lo que más me sorprendió dentro de tanta tristeza fue que llego una corona enorme y preciosa repleta de flores y en el centro tenia una foto grande de mi papa y mi tío en la que están abrazados, esa foto el la tenia en un cuadro en su habitación y decía que era uno de sus más grandes tesoros, en la corona había una cinta blanca con letras negras que decía de nuevo juntos.

De esto han pasado ya diez años pero recuerdo cada detalle como si hubiera sido ayer y nunca olvidare la sonrisa en el rostro de mi Moncho.



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